Malditas sean

Sí, yo mojandome la cabeza en la pileta del baño, para hacer mas llevadero el calor que estamos viviendo, y ella saliendo del desagote y atacandome.
Sus antenas fueron lo primero que vi, de un salto me corri de la pileta, por donde todavia corria agua, y me la quede mirando. Ella movia sus antenas a modo de espadas listas para infringir un golpe mortal, parecia que su mirada estaba fija en mi ser.
El asco y la impresion me invadieron, pense que iba a saltar sobre mi, como los bichos de alien, y sus patas iban a tocar mi cara.
Pero fui mas rapido. Con un ágil movimiento llegue hasta la habitacion, en un mili-microsegundo tenia una zapatilla en mi mano, mi arma, mi defenza, ante esa cosa con antenas, alas y patas, todas ellas de un color marron oscuro.
Llegue nuevamente al baño y ella estaba ahi, esperando el momento del duelo mano a mano, parada sobre el borde de la pileta, moviendo sin cesar sus antenas largas y puntiagudas.
Solo recuerdo que vi una sutil señal de que ella iba a dar el primer golpe, pero mi acto reflejo fue mucho mas efectivo, mi brazo ejercio un movimiento giratorio con la zapatilla que llego justamente al lugar donde se encontraba mi contrincante.
Lentamente su cuerpo cayo hasta el piso, sus armas, aun se movian, como queriendo, con su ultimo respiro, atinar uno de sus golpes.
Pero mi mano dejo la zapatilla y con sus dedos mayor e indice tomo cautelosamente una de sus afiladas espadas, arrastrando con ella todo el cuerpo infectado de gérmenes, y lo lanzo a la tumba acuática.
Luego de un segundo de observar el cuasi cadaver flotando, ejercí presion sobre el boton que pone en marcha el torbellino de agua. Luego de unas cuantas vueltas, éste se llevo a la pobre cucaracha.
Mi cuerpo estaba empapado, no se si de sudor o del agua vertida sobre mi cabeza anteriormente, pero la adrenalina fluia aun por mi cuerpo.
Victorioso me serví un vaso de gaseosa con el cual agradecí las fuerzas adquiridas para este momento, ya que aparecen cuando uno menos se imagina.